A veces sucede que nos encontramos en el camino con personas que quieren dárselas de vivas y andan ofreciendo por ahí negocios rentables para ellos y desfavorables para uno. Cuentan con la ignorancia, inocencia y/o necesidad de la gente como sus grandes cómplices, y quienes acceden a sus negocios lo hacen bien sea por presión, por incapacidad mental o por pura inexperiencia. En este artículo llamaremos a ese grupo de seres humanos, los “ventajosos.”

Comenzaremos explicando la lesión enorme con dos ejemplos:

PRIMERO:

Usted tiene una propiedad que (según el avalúo comercial) cuesta 100 millones de pesos, resulta que usted tiene gran urgencia en venderla pero no tiene idea de lo que cuesta. Un día llega un señor, ve que usted está desesperado o desesperada y le propone que le venda esa propiedad en 49 millones (ojo, tenga en cuenta que es menos de la mitad de lo que vale realmente el inmueble según el avalúo comercial), el tipo le dice que es un súper negocio debido a que la casa ya está desgastada y le saca otras excusas para que usted mismo reduzca su valor. Usted, pecando por inocente, accede y hace la promesa de compraventa para ratificar el negocio. Teniendo en cuenta el valor por el que fue vendido finalmente la propiedad (es decir menos de la mitad de lo que vale realmente), usted puede reconocerse como víctima de la mala fe del comprador “ventajoso” y puede demandar ante un juez la rescisión de la compraventa por lesión enorme. Se harán los procedimientos correspondientes de verificación y se declarará si corresponde o no a una lesión. De ser declarada por el juez, el contrato debe ser cancelado y el “ventajoso”, debe responder con la totalidad del dinero o la devolución de la propiedad intacta.

 

SEGUNDO:

A usted lo o la echaron de su casa, tiene sus hijos y necesita conseguir un lugar dónde vivir urgentemente. Se encuentra con un “amigo” que le ofrece un “negociazo”; resulta que él tiene un apartamento a la venta y se lo ofrece a usted por 300 milloncitos de pesos pero, según el avalúo comercial, el valor real de esa propiedad es de 100 millones. Resulta que la mitad de eso que usted pagó, es decir 150 millones, superan el valor real de la propiedad, ahí se ha producido una lesión enorme al comprador. Es por eso que a la hora de firmar la promesa de compraventa o la escritura, usted puede verificar el valor del avalúo para darse cuenta si está a punto de ser “estafado” por su amigo “ventajoso”. Al igual que en el ejemplo anterior, usted puede alegar dicha situación ante un juez con las pruebas correspondientes para que el juez declare la lesión enorme y el vendedor ventajoso lo o la indemnice.

 

La lesión enorme puede ocurrir porque la voluntad del vendedor o comprador que resulta víctima ha sido viciada, lo que significa que es manipulada por la persona “ventajosa” que sólo le persuade en favor de sus intereses, ya que al encontrarse en medio de una necesidad o un apuro la persona víctima no es libre de manifestar su voluntad real de venta o compra, es decir, que accede a cualquier cifra, con tal de solucionar el lío que lo aqueje.

 

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